S.E. MONS. JOSÉ DE JESÚS ORTIZ RODRÍGUEZ
(de 1893 a 1901)
El nombramiento del primer obispo ocurrió dos años después de la erección de la diócesis. La persona designada por el papa León XIII para ocupar la recién nombrada sede episcopal fue el licenciado José de Jesús Ortiz Rodríguez. El nombramiento se hizo en Roma el 15 de junio de 1893. Ortiz era sacerdote de la diócesis de Morelia. Nació en Pátzcuaro, Michoacán, el 29 de noviembre de 1849. Estudió primero Leyes en Morelia y en México y ejerció como abogado algunos años. Se ordenó sacerdote en Morelia el 18 de marzo de 1877. Desempeñó los cargos de profesor y vicerrector en el Seminario, canónigo, provisor y vicario general.

El obispo electo recibió la ordenación episcopal en Morelia, el 10 de septiembre de 1893. Con esa misma fecha publicó en Morelia su primera carta pastoral como obispo de Chihuahua, con la cual se presenta al clero y al pueblo católico de Chihuahua. Llegó a Chihuahua el 3 de octubre y tomó posesión de la diócesis al día siguiente.

El júbilo de los chihuahuenses fue enorme. Apenas se supo la noticia de su elección, se organizó en Chihuahua un comité de recepción llamado Junta Católica Chihuahuense. La encabezaba, como presidente honorario, el general Luis Terrazas.

Don José de Jesús Ortiz encontró en Chihuahua una Iglesia católica muy debilitada y desorganizada. Las limitaciones puestas a la Iglesia apartir de las Leyes de Reforma, la mantenían en una especie de corsé, mientras que favorecía el ingreso y el crecimiento de otras religiones, como el protestantismo y el espiritismo, como contrapeso a la influencia que seguía teniendo el clero católico en el pueblo. La primera iglesia protestante que penetró en el estado de Chihuahua fue la Iglesia Congregacional en 1882, los metodistas en 1885, y los mormones se establecieron en la Colonia Juárez en 1887. Las nuevas doctrinas encontraron amplia acogida en los liberales juaristas y anticatólicos.

ACTIVIDAD DEL OBISPO
Intensa fue la actividad que comenzó a desarrollar desde el primer momento de su llegada aquel joven obispo de 44 años. Todo estaba por hacerse en la nueva diócesis. No había ninguna estructura administrativa, no existía la curia diocesana, la tesorería, etc., cosas en la que puso inmediatamente manos a la obra. Nombró como oficial mayor (secretario) de la curia diocesana a un inteligente joven de 21 años llamado Silvestre Terrazas, que llegaría a ser un destacado protagonista de la historia de Chihuahua, como periodista y político.

Durante todo su periodo episcopal Ortiz publicó cuatro cartas pastorales, en la que expuso las orientaciones y criterios doctrinales y pastorales por los que habría de regirse la diócesis y dispuso ciertas medidas prácticas para hacer realidad esos lineamientos Para ello reforzó las cartas con una serie de decretos. La primera carta pastoral, que le sirvió de presentación a sus diocesanos, la escribió, como vimos, en Morelia el 10 de septiembre de 1893, al tiempo de su ordenación episcopal, de manera que lo precedió en su llegada a Chihuahua. La segunda la publicó en 1894; la tercera en 1895; la cuarta, y parece que la última, en 1897.

Don José de Jesús Ortiz comenzó a recorrer su inmensa diócesis de 245 mil kilómetros cuadrados, poblada apenas por un cuarto de millón de habitantes, desde que llegó a Chihuahua. No se arredró ante ninguna dificultad, incluso la que suponía el acceso a la Sierra Tarahumara, la que recorrió varias veces llegando hasta los rincones más apartados. Esto significó días enteros a lomo de mula y durmiendo en improvisadas tiendas de campaña, a veces en lo más crudo del invierno.

Con una gran visión de organizador, Ortiz reconoció la importancia que tenían ya en su tiempo los medios de comunicación. Para ello fundó en 1895 La Revista Católica, poniendo al frente de ella como director a su secretario Silvestre Terrazas. Para disponer de un medio de impresión propio, estableció una imprenta, que llamó Tipografía Católica, que además de la revista y de otros impresos oficiales de la diócesis, estaba disponible al público en general.

Además de la revista oficial, favoreció la aparición de otros medios impresos, de manera que en su tiempo se publicaron o siguieron publicándose varias revistas católicas, como La Libertad Católica, que venía desde 1888; El Propagador, fundado en 1897; La Antorcha de la Niñez, en 1898 y otras. En su 4ª carta pastoral, de 1897, exhorta a sus diocesanos a apoyar la prensa católica.

La primera gran institución que ocupó el interés del obispo fue el seminario. Apenas puso pie en tierras de Chihuahua se dedicó a establecerlo. A eso lo instaba no sólo la orden del papa en la bula de erección de la diócesis, que dedica a ello un párrafo muy determinante, sino el propio interés del obispo y la apremiante necesidad de contar con un clero propio y bien preparado. Para ese fin, a finales de 1893, habilitó un edificio anexo al templo de San Francisco, al mismo tiempo encargó al padre Salvador Gambino que le preparara un plan de estudios para el mismo. El seminario tuvo una vida precaria, por la escasez de recursos, y sólo se habría de consolidar en tiempos del segundo obispo, Pérez Gavilán, quien puso el seminario en manos de los padres vicentinos.

El obispo Ortiz favoreció el establecimiento de varias escuelas de instrucción primaria y secundaria. Podemos mencionar, por ejemplo, en la ciudad de Chihuahua, el Colegio San José, en 1894; en 1895 La Eupedia, un colegio que comprendía desde primaria hasta preparatoria, en inglés y español; en 1896 funciona el Liceo Franco-Mexicano para niñas y señoritas, con primaria y secundaria; especial importancia cobró el Liceo Católico Guadalupano, para varones, fundado en 1899. Fuera de la capital también surgieron algunas escuelas parroquiales, por ejemplo en Aldama, Jiménez, etc.

José de Jesús Ortiz comenzó a hacer gestiones con las Hermanas del Verbo Encarnado, para que vinieran a la diócesis a encargarse de un colegio. Este proyecto no se concretaría sino hasta la llegada de don Nicolás Pérez Gavilán, y fue lo que dio origen al actual Instituto América.

Monseñor Ortiz, fuertemente influenciados por la encíclica social Rerum novarum, del papa León XIII, tenía de un acentuado interés por la cuestión social y le preocupaban grandemente las condiciones de la población de escasos recursos. Como fruto de esa preocupación social, surgieron en la diócesis en tiempos de Ortiz dos clases de iniciativas: unas de beneficencia o ayuda directa e inmediata a los más pobres, y otra de promoción social y de búsqueda de justicia y de mejores condiciones de vida para los trabajadores.

En el campo de la beneficencia se destaca el surgimiento de la Asociación de Señoras o Damas de la Caridad de San Vicente de Paúl, las conocidas hoy como Damas Vicentinas. Esta asociación se fundó en 1894 y su primera presidenta y promotora incansable fue doña Carolina Cuilty, esposa de don Luis Terrazas, que presidió la asociación durante 25 años, hasta su muerte en 1919. Las actividades de ayuda que ha llevado acabo esta asociación han sido verdaderamente asombrosas.

También hay que señalar en este campo de la beneficencia el inicio de las obras a favor de los huérfanos y ancianos abandonados que creó el sacerdote italiano Salvador Gambino, que fundó en Rosales, en 1899, la Casa de la Misericordia, un asilo para niñas y ancianos, que durante la Revolución se cambió a Chihuahua y es el antecedente del Asilo del Bocado del Pobre.

En el campo de la promoción, organización y defensa de los trabajados destaca la Sociedad Católica de Artesanos, fundada en 1898. Esta Sociedad impartía a sus agremiados clases de diversas materias útiles; contaba con una Comisión de Sanidad, que cuidaba la salud de sus socios; tenía una caja de ahorros para hacer frente a emergencias por enfermedad o desempleo de sus asociados; estableció también con una biblioteca para elevar el nivel de preparación de los socios con libros sobre temas sociales y laborales.

En sus visitas pastorales a la Tarahumara quedó fuertemente impactado por las condiciones de miseria en que vivían sus habitantes indígenas, y sabiendo que la atención a la Tarahumara era una tarea tan inmensa que rebasaba sus fuerzas y las de su escaso clero, al año de haber llegado a Chihuahua comienza a hacer trámites ante el provincial de la Compañía de Jesús en México para que los jesuitas, expulsados de la Tarahumara en 1767, volvieran a hacerse cargo de sus antiguas misiones. Finalmente, el 12 de octubre de 1900 llegaron los primeros jesuitas a Sisoguichi para fundar la nueva misión de la Tarahumara, después de 133 años de ausencia.

El periodo de gobierno episcopal de monseñor Ortiz coincide casi exactamente con el gobierno civil del coronel Miguel Ahumada. Bajo el gobierno liberal de Miguel Ahumada resurgió la masonería en el estado y se fundó la Gran Logia Cosmos, de la que fue Venerable Gran Maestro. Sectores del jacobinismo más radical no se cansaban de poner piedras en el camino a la Iglesia para entorpecer su acción pastoral. La prensa oficial y oficiosa de ese tiempo está llena de artículos y expresiones hostiles contra el clero y la Iglesia. La revista del obispado refleja con frecuencia en sus artículos el clima tenso y polémico que había en ese tiempo entre la Iglesia de Chihuahua y el liberalismo oficial.

El mismo obispo Ortiz dejó constancia del ambiente adverso que tuvo que enfrentar al afirmar: “Ni las trabas que la legislación vigente pone a cada paso a la libre expansión de la Iglesia en nuestra patria, ni las prevenciones sectarias de que somos víctimas entre cierta clase de personas que juzgan con apasionado criterio nuestros móviles y nuestros fines, ni el odio ni las amenazas ni las persecuciones, Dios mediante, serán parte para desviarnos un ápice de la norma de conducta trazada por el Divino Maestro”.

DESPEDIDA DE CHIHUAHUA
En junio de 1901, Chihuahua se enteró con pena de que el papa León XIII había decidido nombrar a don José de Jesús Ortiz como arzobispo de Guadalajara. Con la pena se mezcló el gozo de saber que a su obispo lo habían considerado digno de ocupar una de las seis arquidiócesis del país, y la más importante después de la de México. Esto era un reconocimiento a sus cualidades como persona y a su desempeño como obispo de Chihuahua.

Con cierto dejo de humor, les reprocha monseñor Ortiz a los chihuahuenses, en su carta de despedida, haber sido ellos la causa de su cambio a Guadalajara, pues sin proponérselo hicieron que pareciera que era mérito del obispo lo que en realidad se debía al entusiasmo con que lo recibieron y al apoyo que prestaron a todas sus iniciativas.

El 30 de diciembre de 1901 salió monseñor Ortiz de Chihuahua rumbo a Guadalajara, a donde llegó el 4 de enero de 1902 y el día 6 el arzobispo de Michoacán, don Atenógenes Silva, le impuso el palio arzobispal. Después de una trayectoria de 10 años de fructuosa actividad episcopal en esa arquidiócesis, murió don José de Jesús Ortiz Rodríguez el 19 de junio de 1912.


Vazquez, Dizán. (2008). Fundación de la diócesis de Chihuahua y su primer obispo.