S.E. MONS. NICOLÁS PÉREZ GAVILÁN Y ECHEVERRÍA
(de 1902 a 1920)
Nicolás nació en Durango el 20 de noviembre de 1856; sus padres fueron los señores licenciado Mariano Pérez Gavilán y la Sra. Doña Dolores Echeverría y Barrón. Fue bautizado el 24 de noviembre de ese mismo, en el sagrario de la ciudad de Durango.

Los años primeros de la infancia los pasó con su familia en la ciudad de México, donde hizo estudios elementales. A la muerte de su padre, regresó a Durango en 1869, y en enero de ese mismo año entró a cursar los estudios preparatorios en el Seminario Conciliar, distinguiéndose por su gran aprovechamiento e intachable conducta. Concluidos los estudios de Filosofía y sintiéndose llamado al estado eclesiástico, se matriculó en la clase en Teología Dogmática.

Ordenación Sacerdotal
El 21 de febrero de 1880, fue ordenado sacerdote por del Ilustrísimo Reverendo Dr. Vicente Salinas y el 8 de marzo de ese mismo año cantó su primer misa en el Sagrario Metropolitano de Durango.

El neo sacerdote, desde Diacono se distinguió por su facilidad y buen decir en el púlpito, llegando a ocupar un lugar muy prominente entre los predicadores de la Metrópoli. 

El Sr. Gavilán para esos tiempos, había consagrado sus mejores años de vida a la educación de la juventud y debido a su laboriosa constancia a su espíritu de progreso y a sus inauditos esfuerzos como catedrático de Teología Moral.

Muchos años desempeño con general aplauso el difícil cargo de Vice-Rector del Seminario, hasta que el señor Dean Don José de Jesús Contreras renuncio a ese puesto, por haber sido nombrado Vicario General de la Diócesis de Durango. De esta manera el Arzobispo Zubirán y Manzanera, extendió el nombramiento de Rector al Sr. Gavilán, sucediendo esto el 2 de noviembre de 1897.

Obispo de Chihuahua
El 20 de febrero de 1902, fue preconizado obispo de Chihuahua. La consagración del obispo se realizará en la Catedral de Durango el 11 de mayo del mismo año. Tomó posesión de la diócesis el 27 de mayo de 1902.

Le correspondió continuar el impulso inicial de Mons. Ortiz, para ello contó con 8 años favorables de paz. Sin embargo, los diez siguientes, la diócesis se vio envuelta en la turbulencia de la Revolución, y el mismo obispo con su clero tuvo que sufrir mucho bajo las hordas revolucionarias. Esto redujo a la Iglesia de Chihuahua a un nivel de supervivencia.

Durante su periodo de paz, le dio gran importancia a la difusión católica por la prensa y fundó la revista Católica. Se interesó por el aspecto educativo y por la proliferación de las escuelas religiosas; echó a andar el Seminario Diocesano; construyó varios templos y tuvo un trato cercano con los intelectuales de Chihuahua. Durante el año de 1914, con la presencia de Pancho Villa en Chihuahua, la situación se tornó difícil para Mons. Pérez, quién sumamente delicado de salud, y con su clero disperso, se refugió en la Cd. de México; en 1916 regresó a Chihuahua, donde permaneció los últimos años de su vida postrado por varias enfermedades.

Rodeado de cariño y respeto de los chihuahuenses, falleció en la ciudad sede de su diócesis, el 3 de diciembre de 1919, a la edad de 63 años, habiendo ejercido su pontificado en Chihuahua durante 18 años. Posteriormente los restos de este gran personaje Nicolás Pérez Gavilán, que sufrió mucho las penumbras durante la Revolución Mexicana, fueron sepultados en la cripta que se construyó cerca del que actualmente es el Museo de Arte Sacro que se encuentra en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de Chihuahua.